lunes, 8 de agosto de 2011




¿Has notado alguna vez el aire entrar por la ventana en una noche de verano? Refrescante cómo el olor de la lluvia sobre la tierra mojada. Relajante cómo el olor a jazmín en una noche de feria. Necesario cómo el café de la mañana y la música a media tarde.


Necesitaba tu café, tu olor, tu aire. Esa nueva música que ha de reanimar los sentidos en este interminable verano sin sol. Mañana quizás desaparezcan las nubes...

viernes, 1 de julio de 2011

Callejones ¿sin? salida



A veces, conviene recorrer las calles. Observar sus colores, absorver cada olor, todos los matices. Caminar con los ojos bien abiertos para no perder detalle. Hoy necesitaba salir a las calles. Captar cada uno de sus sonidos y esperar(te).


He recorrido las calles, me he empapado de colores, olores y suspiros... pero tú no estabas. Otro día más, las calles no me han llevado a ningún sitio.

lunes, 6 de junio de 2011

Cosas que ya nunca pasarán



Echo de menos la foto que nunca nos hicimos de la misma manera en la que odio la broma de las horas en las que parecíamos felices.

martes, 10 de mayo de 2011

Quería sentarme frente a ti para convertir en palabras cada pensamiento. Quise envolver cada idea entre el olor a café y distraerte con cada matiz para creer así que no prestas atención a mis tonterías. Si pienso que no escuchas me resultará más fácil contarte mis delirios...




Pensé en hacerlo cuando mi voz no temblara ante la idea de semejante suicidio. Cuando el miedo a abrirme la cabeza a saltar por el acantilado desapareciera. Cuando no me importara perder la poca dignidad que me quedara. Cuando no me importase perderte (si es que alguna vez te he tenido).


Quise esperar a que los planetas se alinearan, que nuestras miradas se cruzaran, que los Dioses se manifestaran... Tantas cosas esperé que se me enfrió el café y nunca pronuncié esas palabras.

martes, 19 de abril de 2011

Afinando

Se escuchó un golpe seco, contundente, sordo. La puerta de los desaires quedaba, por fin, cerrada. Justo en ese instante recuperó la paz, el silencio que había ansiado durante meses. Supo que, a partir de ese instante, la tranquilidad sería la nota dominante de su noble partitura. Las notas volverían a sonar claras, precisas, sin estridencias...




Respiró hondo, cerró los ojos y comprendió que los pajarracos que perturbaban a las musas habían volado lejos. En ese preciso momento, pudo empezar a componer la mejor melodía de su vida.

miércoles, 30 de marzo de 2011

miércoles, 23 de marzo de 2011


Se convirtió en globo -verde, por supuesto-. Creció y se fue hinchando de sueños (imposibles, eternos, absurdos) y comenzó a elevarse. Subió, subió, subió... Perdió la conciencia y el control de su vuelo. No supo medir la fuerza de sus deseos y se olvidó del contacto con el suelo. Gran error. No se percató del peligro y, amigo, siempre está presente. El desgarro fue fatal y su cuerpo, cada uno de sus sueños, se deshizo en pedazos que nunca nadie se preocupó de juntar.


miércoles, 23 de febrero de 2011

Caminando en círculos

Como los palos que inmovilizan las ruedas de un carro y te impiden avanzar. Ese es el sentimiento continuo, la batalla de siempre. Inocente creo que el tiempo pondrá las cosas en su lugar. Resolviendo cada duda, quitando las piedras del camino. Mentira. Ese sentimiento paraliza, estanca, veta cualquier resquicio de valentía. Sin señales, sin certezas no se puede caminar.

Envidio a quién me grita que luche, que me atreva, que me tire a la piscina. Les envidio profundamente, sé que el mundo no está hecho para cobardes. Pero ¿Qué puedo hacer? No se me dan bien los juegos de azar y el vértigo me impide moverme cómoda por el alambre si sé que no hay red bajo mis pies…

Aún así, sigo odiando caminar en círculos, que se repitan las mismas historias. Aunque varíen los personajes protagonistas, la trama la marca el temor, la vergüenza, la timidez, la cobardía… y, lamentablemente, siempre se sucede un idéntico final. Triste final.

El día que me ayudes a cambiar los diálogos, prometo atreverme a dar un giro al guión.

jueves, 17 de febrero de 2011

Un partido, una final.

Dicen que es un camino de largo recorrido. Que no hay nada perdido hasta que el árbitro pita el final del partido. Que sólo se pierde la lucha que se abandona. Hoy siento que me han remontado un partido que creía bien encarrilado. Mi defensa ha fallado y ahora estoy obligada a hacer cambios para ganar un partido en el que juego en inferioridad de condiciones. No me voy a rendir, quizás mis delanteros no opten nunca al Balón de Oro, pero luchan por cada pelota y se entregan en cada balón dividido. Mis jugadores, mis armas, no comenten faltas a deshora, ni saben entrar a la altura de la rodilla, no dejaré que mi juego caiga en eso… pero el rival es duro, cuentan con el Pichichi y con la posesión del balón… El árbitro, hasta el momento, no ha condicionado el juego pero tengo la sensación de que se me escapan los tres puntos que me van a hacer perder el campeonato…

… Últimos minutos del partido, penalti a favor… No sé si quiero mirar. Sólo espero que no se vaya alto, como de costumbre…

lunes, 31 de enero de 2011

Pidiendo la hora

Parado. No había forma de dar cuerda a este viejo reloj. Por mucho que arreglara con minuciosa precisión los engranajes que le daban vida, apenas un par de latidos después, –tic tac, tic tac– volvió a pararse. No era un reloj valioso por su belleza, era uno más de los muchos que se encuentran en cualquier escaparate de una pequeña joyería de barrio, pero era mi reloj. Cansada de sus parones y de llegar tarde a todos las citas, decidí renovarlo. Cambié su antigua correa gastada por una nueva de piel, mucho más suave y brillante. Di brillo a su esfera y volví a engrasar cada una de sus minúsculas piezas. Después, una vez finalizada la tarea, puse mi reluciente reloj en hora con la esperanza de que esta vez sí funcionara y marcara cada segundo, cada minuto y cada hora que hiciera acercarme al momento justo, preciso –y precioso– en que se iban a cumplir todos aquellos sueños que nunca se hacían realidad. La maquinaria crujía en su interior y yo creí –inocente de mí – que había conseguido darle vida, pero nada más lejos de la realidad… algo siempre acaba funcionando mal y cuando quise darme cuenta, las agujas de mi reloj caminaban marcha atrás, deshaciendo el camino de todas las ilusiones. Qué le voy a hacer, mi vida siempre ha sido esperar…

domingo, 23 de enero de 2011

Soñar no es suficiente


Como una taza de café caliente el día más gélido del invierno. Como la brisa que mueve la cortina la noche más calurosa de julio. Como la décima que separa el aprobado de un largo septiembre. Como un gol de penalti injusto en el último minuto del derbi. Como un sueño. No, mejor que un sueño. Sonreír por cada palabra que me dedicas, eso es lo mejor.

lunes, 17 de enero de 2011

Carrera continua


Todo pasa y nada cambia. Mantengo la sensación de las eternas aspiraciones, esas que nunca se cumplen. Que avanzan los pasos y se alejan las metas. Corro y corro para reducir las distancias y solo consigo agotarme. Pulsaciones disparadas y una sombra que se aleja –la tuya–. ¿Volvemos a poner el contador a cero?