jueves, 30 de diciembre de 2010

Balance



Se acaba el año y –aunque no entiendo muy bien porqué– parece que toca hacer balance. No me veo capaz de puntuar a estos doce meses y hacer una valoración justa. Me llevo en la mochila sensaciones amargas y dulces pero, por desgracia, el sabor amargo perdura más tiempo en el paladar y en la memoria…

Quiero que lo bueno vivido este año me acompañe en el 2011 que está a punto de llegar, pero no quiero olvidar los tachones que han marcado mi calendario en este año que hoy se despide. Necesito tener presente los tropiezos para no volver a caer en el camino.

Nunca he creído en las interminables listas de propósitos que muchos se empeñan en confeccionar a sabiendas de que el día 15 de enero se habrán olvidado… Prefiero saltar obstáculos a medida que avanzo y no imponerme yo misma las trabas.

Sin pena, sin mirar atrás digo adiós a un 2010 que me ha hecho crecer y abro todas las puertas para recibir lo que me quieran aportar estos próximos doce meses. Espero que con ellos lleguen las dos cucharaditas de azúcar que me faltan para ponerle la guinda a mi pastel…


¡FELIZ –y dulce– 2011!

1 comentario:

  1. Espero que este año aprendamos de los errores pero que, a pesar de ello, no tengamos miedo en arriesgarnos. Es mejor arrepentirse de haber hecho algo que de no haberlo intentado nunca.

    Feliz 2011 :)

    ResponderEliminar